Huye de mí antes del alba
de mis silencios
con sus mortajas leves
y su naves partiendo al infinito.
Aléjate del fuego de mi noche
que devora papeles, piel y tiempo
sin dejar ni un rastro de ceniza.
Evade la tortura de mi boca
que desgrana las frases más perversas
y los pactos más dulces para siempre.
Escapa de mi sangre, mis caballos
sus nostalgias azules, sus neblinas
cuando aúllo a la luna y soy sombra
una lágrima rodando entre los pinos.
Huye ahora
que aun no has penetrado
la sutil resistencia de mi carne
ni la cueva del alma
donde grito aquello que no nombro.
Y si aún no te has ido
cuando el albate dibuje a mi lado todavía
será el amor infalible con su trampa
ya no habrá huída
ni piedad
ni adiós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario