domingo, 30 de mayo de 2010

Acto poético


Sobre la hoja en blanco he abierto mi boca
goteando la saliva que no ha llegado al beso
dejé caer un coágulo que salió desde el pecho
rojo, envenenado, pútrido de silencio.

Después fueron tres gotas desde el ojo derecho
arrugando el papel, como lluvia de invierno
saladas como flechas certeras del recuerdo
venían de la noche, de un nido de tormentas
amargas como el miedo que nos desvela el sueño.

Sobre el papel mis manos apoyé como un ciego
para imprimir la piel, memoria de mis dedos
algún sudor ajeno, la huella de algún cuerpo
el pulso en mis latidos, el temblor de mi sexo.

He pegado la hoja sobre un vidrio de espejo
para buscar mi rostro, el antiguo, el reverso
el que viera mi amante, cuando hacer un poema
requería de un lápiz, un puñado de letras
no de sangre y de lágrima, de vacío y desierto.

Sobre la hoja en blanco he gritado mi nombre
la he tomado luego a golpes de miradas
y no fue necesario decirle mis motivos
ni rubricar al pie, ni corregir palabras
ya había escrito en ella lo que hierve en mi alma.