miércoles, 10 de marzo de 2010


El agua que mancha

Saltamos al agua
con la sed que aturde la noción del ahogo
dejamos que la piel recobrara el sentido
desesperadamente buscamos lo profundo.

En el desborde ciego no vimos nada impuro
el llamado del agua, su búsqueda infinita
como peces sedientos ahogamos nuestras ansias.

Sólo después supimos
que en la piel quedarían secuelas de la dicha
escamas, trazos, besos
esquirlas, cicatrices
manchas como poemas
como pájaros blancos
estigmas de miradas.

Sólo después supimos
que aun en la transparencia se oculta algún desgarro
una sed que no acaba
un deseo insaciable
una mancha indeleble
que fue tatuando el agua.

lunes, 1 de marzo de 2010

La tarde del olvido


Cuando caiga la tarde en que confunda
las cotidianas cosas y los nombres
se me arruguen los verbos y las manos
los recuerdos se mezclen con los sueños
el pasado se adueñe del presente.

Cuando sea un fastidio para todos
mi ilógica verdad, mi no respuesta
la comida se caiga de mi boca
se me nublen los ojos en la ausencia
se detengan mis piernas.

Quizás pierda los códigos y el miedo
reine al fin el olvido en mi memoria
y no duela el amor ni la nostalgia
y no sangren heridas mal abiertas.

Tal vez sea feliz de un raro modo
sin presagios, ni dudas, ni rencores
en un cuerpo vencido por el tiempo
que no puede acordarse de la urgencia
del hambre y la sed que da el deseo.

Cuando expiren los plazos de cordura
y me quede amarrada a los silencios
en la noche las letras sin sentido
giren locas tan lejos de un fonema.
Será tarde esa tarde...
es por eso
que hoy me urge un poema.